Bajo un título que en principio parece sorprendente, estas jornadas nos invitan a reflexionar en común sobre la desertización y cómo una planta que estuvo tan presente en nuestras vidas, combate de forma tan eficiente este problema. La meseta central donde nos encontramos está llena de fósiles que documentan la presencia de agua marina en lo que actualmente son sustratos calizos y yesíferos donde pocas especies vegetales logran sobrevivir. La actividad, a través del la elaboración de papel teniendo como materia prima la planta del esparto, nos acerca a un mundo que se vio reducido hasta casi desaparecer, con el reinado del plástico.
Las jornadas han sido impulsadas por la asociación Al Fresco Museos Efímeros, dentro de "Habitar el Esparto" y presentadas por su presidenta Esther San Vicente. Esta asociación lleva años realizando actividades cuyo objetivo es la recuperación, análisis y proyección de la cultura de esta planta, tan versátil en épocas no tan lejanas. Reúne a diferentes perfiles disciplinares de personas, desde maestros y maestras de corros esparteros hasta expertas en arquitectura, o ceramistas que buscan hibridar el esparto con los materiales y las técnicas con las que trabajan.
Confluye la historia del papel con la del esparto, como vehículos de cultura y transmisión de saberes, que han tejido a la vez, redes sociales, económicas y ambientales. La historia del papel se relaciona también con el reciclado de elementos que ya han cumplido un servicio y encuentran en la fabricación de pulpa de papel una reutilización que no los convierta en basura, algo de en lo que en nuestras sociedades vamos sobrados. El papel históricamente ha acogido entre sus componentes, trapos, restos de otros papeles, lana, plantas, y todo aquello que permitiera su reciclaje para renacer de nuevo.
Isabel Carralero, profesora e investigadora de la Universidad de Salamanca, conduce el taller y nos muestra diferentes muestras elaboradas con diferentes residuos, que no parecen imaginables en una hoja de papel, entre ellos el propio plástico, en lo que fue espumillón navideño.
Recolección, secado, hidratación, cocción y triturado, para elaborar la pulpa. Cola de carpintero, o de papel de pared para dar diferentes consistencias, y consejos de desmoldado.
Tejer el esparto ha sido y sigue sigue siendo una forma de tejer relaciones sociales que llevan aparejadas tradiciones y usos, útiles. El manejo y la gestión adecuados de los recursos que los pueblos encontraban en su entorno, ahora más que nunca, encuentran una interesante proyección medioambiental, económica y social en el futuro.
Esta planta ha formado y forma parte del paisaje de pueblos de tierras con suelos pobres, pedregosos, esteparios, y con gran proporción de cal. Protege la tierra y es de interés en la lucha contra el cambio climático ya que permite captar grandes cantidades de CO2, a la vez que logra recuperar suelos muy deteriorados, permitiendo retener el agua y por tanto contribuyendo a evitar la desertización, como está demostrando El proyecto Life AmdryC4, que lidera la Universidad de Murcia (UMU).
Como más tarde nos contaría José, maestro espartero de Perales de Tajuña, si a la planta no se le arranca la la hoja, se atrofia y se muere, por lo que las malentendidas medidas de protección medioambiental, que interfieren en la recogida del esparto, lo que en realidad logran es la muerte de la planta, la pérdida del equilibrio hídrico y como consecuencia, el avance del desierto.
Realizamos varias entrevistas para poder tener una visión tridimensional desde diferentes puntos del presente y el futuro, no sólo del esparto, si no de los pueblos relacionados con él. Nos encontramos en la actualidad con una arquitectura que echa de menos este material, que utiliza herramientas o procesos donde el esparto podría ser una materia prima de importancia, desde moldes hasta la decoración, pasando por aislamientos térmicos y acústicos eficaces y sostenibles.
Descubrimos empleos insospechados del esparto que hibridan con otros sectores, como puede ser el apícola a través de las colmenas de esparto, otro proyecto de conservación de la cultura espartera llevada a cabo en el pueblo de Sesma, en Navarra, que en la actualidad se está desarrollando junto a Tatiana Amorós de la Asociación de Artes Plásticas de Alcalá.
Estas sinergias nos dicen que la tradición y la innovación no sólo van de la mano, si no que la primera puede ser semilla de la segunda, fijando planta y población, algo que ya se trabajaba en el Inventario Español de los Conocimientos Tradicionales Relativos a la Biodiversidad donde el esparto tiene 172 referencias en diferentes usos.
En 2019 la UNESCO declaró la cultura del esparto como manifestación del patrimonio inmaterial en España, y su coordinador Pascal Janin, investigador autor de los estudios previos del Ministerio de Cultura en sus investigaciones lo califica como una de las manifestaciones inmateriales más importantes y representativas por su alto valor cultural y medioambiental. Detecta la necesidad de vincular las diferentes iniciativas que se están desarrollando alrededor de la cultura del esparto, tejiendo una red que alimente la investigación y revierta en su conservación. Nosotras pensamos que también en su futuro y en la vinculación de este con el paisaje y el paisanaje que los comprende.
En el fanzine recopilatorio de Habitar el esparto encontramos actividades que relacionan pueblos, conocimientos y personas, pero querríamos incorporar los que se recogen en el libro Habitar el esparto cuya segunda edición se realizó en 2021, lleno de ideas compartidas sobre un futuro que parte de una historia que recorre su identidad y la aplica con el rigor de la investigación social que proyecta a través de la documentación, la transmisión de conocimientos, la investigación, la promoción, la preservación de la cultura y sus denominaciones etnográficas, que identifican y dan valor a todo el corpus de la Cultura con C mayúscula que rodea a esta planta, algo en lo que pone el acento Luis Emilio Moreno, historiador y artesano, ya que no se puede preservar algo a lo que se cambian arbitrariamente etimologías, y denominaciones que fueron seña y diferenciación etnográfica a través de estos trabajos.
Nos pareció tremendamente importantes las entrevistas que aquí dejamos con José Luis López, maestro espartero de ochenta años, y Luis Emilio Moreno, maestro espartero de Real Espartería, dos puntos de vista con mucha información especializada y experimentada.
Lo visto hasta ahora nos hace pensar, que es más lo que la cultura del esparto puede hacer por el presente y el futuro de sociedades actuales, que lo que podemos nosotros hacer por ella, dejándola perder. Nosotras no lo haremos ya que en breve realizaremos de forma conjunta una visita a Villarejo de Salvanés, tomando de nuevo como vector al esparto, para unir ciudad y campo desde el conocimiento, la conexión y la transmisión de saberes contados por sus protagonistas. Será el próximo domingo 23 de abril y realizaremos un nuevo análisis tras la actividad. Esta esta jornada está siendo impulsada y gestionada por el Centro de Educación Ambiental de Polvoranca apoyando proyectos de conexión campo - ciudad y experiencias agroecológicas.
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