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“Dispositivos Vegetales para la Custodia”.

En esta ocasión los acompañaba Lucía Loren Atienza, artista que trabaja bajo el binomio de arte y ecología, impulsando procesos colaborativos y educativos.


De nuevo desde Sentido Social hemos tenido la suerte de aprender y compartir con el colectivo Habitar el esparto, de Al Fresco-Museos Efímeros de Villarejo de Salvanés en el taller creativo “Dispositivos Vegetales para la Custodia”.

El taller, organizado por Espacio Rojo y en colaboración con La Casa Encendida y el CSIC, Real Jardín Botánico, se encontraba dentro del programa de actividades “Resiliencia: Cooperación artística frente la crisis climática”.

El espacio donde se realizó el taller era inmejorable, la Terraza de La Casa Encendida. Un espacio verde en medio de una gran ciudad, como una pequeña isla dentro de un mar de cemento.

Como la isla que crea a su alrededor la planta del esparto, la atocha, una isla de recursos, en un terreno calizo y yesífero, saturado de calcio y sal y pobre en el resto de nutrientes. Un terreno donde muy pocas especies vegetales encuentran condiciones favorables para desarrollarse.

En ese entorno muy poco fértil, la atocha crea condiciones para que otras plantas y animales se desarrollen. Por su morfología recoge el agua de lluvia y el rocío, fija el terreno con sus rizomas, aporta nutrientes y, en definitiva, ejerce la custodia de su entorno, su cuidado.

Las esparteras y esparteros nos fueron introduciendo en el mundo del esparto, sus peculiaridades y las técnicas de hilado y trenzado con las que cada una estaba más orgullosa.


En círculos, fuimos tejiendo trenzas, pleitas y rebuenos, recordando a los filandones en los que a la vez que se hilaba y se tejía, se contaban historias, se transmitían enseñanzas, conocimientos y se compartía en comunidad.



El taller todavía iba más allá y con la facilitación de Lucía, se nos invitó a que, de forma consensuada dentro de cada círculo, propusiéramos una acción performativa en la que los tejidos de esparto que habíamos realizado anteriormente, formaran parte de un conjunto, que definiera una idea común sobre la custodia y el cuidado del medio ambiente y lo uniéramos con un lugar específico de la Terraza de La Casa Encendida.


Cada círculo compartió con la comunidad, acciones que nos acercaban al cuidado del medio, con el esparto como vehículo, en ese espacio de la Terraza, que ya en sí cuida, dando un respiro verde en la gran ciudad.

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