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I Jornadas Agroecológicas; Alternativas de consumo en el sur de Madrid al modelo global

Actualizado: 21 abr 2023



Desde Sentido Social participamos en la mesa: Mujeres y agroecología, viejos y nuevos desafíos, celebrada el domino 16 de abril, dentro las I Jornadas Agroecológicas de Leganés, organizadas por el Centro de Educación Ambiental de Polvoranca y la Asociación Vecinal de San Nicasio.

Esta unión más que interesante, se ha centrado en el consumo y la alimentación, pero con matices y enfoques diferenciados en cada una de las mesas.


En la mesa centrada en "Mujeres y agroecología" con una mayoritaria participación femenina, nos hemos encontrado: Biolibere, Panakos, El Ciclo de la Vida, y Sentido Social, componiendo un prisma de producción y análisis social en femenino.


Creemos importante hacer visible los problemas, los avances y el día a día a los que se enfrentan las mujeres que emprenden en el ámbito agroecológico. En este, la alimentación y el bienestar tanto personal como comunal toman protagonismo.

No es algo aislado, en nuestro trabajo junto a emprendedoras del medio rural, hay ciertas características que se repiten, como la sostenibilidad, el cuidado en la elaboración de productos de calidades excepcionales, muy vinculados al territorio en el que viven, y muy identificados con sus comunidades.


Otros patrones que se repiten entre la visión empresarial femenina, son los modelos de empresa colaborativos y sociales, o bien a través de asociaciones o bien a través de cooperativas, enmarcadas en economías circulares de alcance. Son modelos en los que sus propietarias se resisten a entrar en la rueda de producción a gran escala, ya que han tomado conciencia de que todo aquello relacionado con lo "macro", es perjudicial para sus territorios, los cuales se encuentran unidos a ellas y a sus productos, como ya hemos mencionado.


Temas comunes de debate también son, la falta de corresponsabilidad social y administrativa en los cuidados, que siguen recayendo en hombros femeninos. La falta de apoyo administrativo, cuando no se convierte directamente en muro disuasorio, que unido a una falta de perspectiva de lo pequeño, lo familiar y lo de factura artesanal, hace desistir o producir a pérdidas, en un sistema capitalista, de escala, que deja mucho que desear.


Centrándonos en el ámbito de la alimentación, en la mayoría de los consumidores, existe poca educación e información de procedencias, procesos, trazabilidades etc. Poco se ha avanzado desde que un gran número de ciudades firmasen el Pacto de Milán.

El objetivo que persigue el Pacto es “desarrollar sistemas alimentarios sostenibles, inclusivos, resilientes, seguros y diversificados, para asegurar comida sana y accesible a todos en un marco de acción basado en los derechos” . En concreto su quinto punto señala: "Considerando que las empresas agrícolas familiares y los pequeños productores de alimentos, (en particular las mujeres productoras en diferentes países) juegan un papel fundamental en el abastecimiento de alimentos en las ciudades y los territorios colindantes, contribuyendo a preservar sistemas alimentarios resilientes, justos y culturalmente adecuados; y que la reorientación de los sistemas alimentarios y de las cadenas de valor a favor de dietas sostenibles permite de volver a acercar consumidores y productores rurales y urbanos...".


Entre otros, uno de los problemas que surgen en la mesa, es que la producción en ecológico es cara, y una de las causas que provoca esto son los sistemas de sellos, caros y poco sociales, además de los análisis y revisiones constantes que graban el producto y hacen que sólo las grandes empresas puedan afrontar pagando estos requisitos administrativos. Vemos que además hay un desconocimiento de los sellos sociales, o la ausencia de información de los Sistemas Participativos de Garantía, tanto por parte de productoras como de consumidores.


Tanto la administración como la economía, tienen un carácter capitalista - patriarcal, que expulsa del mercado los perfiles de agricultura familiar, ubicada e integrada en el territorio, sostenible y de propósitos centrados en una buena alimentación y no en la exportación con todo lo que conlleva aparejado; mayor distancia, huella de carbono, hipermovilización, falta de reconocimiento y cuidado de los territorios, etc.


A partir de este análisis surgen dos modelos diferenciados, paralelos y desiguales. Por un lado el modelo clásico de economía de escala, donde el propósito es lo macro, la acumulación de tierras y animales, la explotación del agua, los monocultivos, la intensificación de visión productivista, la inmediatez, donde los tiempos se acortan al servicio del crecimiento continuo hasta sobrepasar los límites de lo sostenible. En este modelo el mercado dirige y se sitúa en el centro. No se tiene en cuenta variables tan importantes relacionadas con la vida como la salud o los cuidados.


El segundo modelo, es un modelo circular de economía de alcance, donde es la persona a quien se sitúa en el centro, hay una mayor identificación con el medio en el que se desarrolla, la visión es ecofeminista con una economía de alcance. Los recursos son medidos y cuidados, predominan las redes y relaciones sociales colaborativas. La salud y el cuidado pasan a un primer plano. La elaboración de los productos forma parte de una cultura donde tanto el medioambiente como las personas son piezas de un todo en equilibrio.


Haciendo un análisis de cómo influyen estos modelos en las mujeres, vemos que generan una profunda desigualdad en todas aquellas personas que se alejan de la unidad de medida capitalista heteropatriarcal. Lo vemos reflejado en los siguientes datos:


la Ocupación agraria en España es del 4,4%, 216.402 Mujeres trabajadoras del sector agrario reflejadas en la EPA. Pero las cifras no cuadran. Hay 5 millones de mujeres en municipios de menos de 5.000 habitantes, por lo que una gran parte de mujeres que trabajan la tierra, no aparecen en las estadísticas. Esto requeriría un análisis mucho más profundo. Alguna de las consecuencias sí las conocemos, una dependencia económica en su vejez, una suplente de todos los servicios que no hay o que van desapareciendo en el medio rural, y una mayor dependencia médica afectada a su vez por una morbilidad no diferenciada por un sistema de salud pobre y hospitalocéntrico.


45,7% Tasa de feminización en otros sectores

24,8% Tasa de feminización en el sector agrario


Vemos un desequilibrio evidente en la comparativa de las tasas de feminización entre el sector agrario y la media del resto de sectores económicos.


Un análisis más exhaustivo de una matriz DAFO, nos sitúa con mayor claridad en las dificultades pero también en las posibles soluciones a encontrar para un desarrollo del sector agro y otros, para encontrar un camino más fácil, más sostenible, equilibrado e igualitario.



Desde Sentido social seguiremos analizando estos problemas y damos la gracias al Centro de Educación Ambiental de Polvoranca, a la Asociación Vecinal de San Nicasio, y al resto de participantes y asistentes a estas jornadas, por generar e impulsar espacios de diálogo que permitan hacer visibles y combatir las desigualdades que afectan a las mujeres en todos los ámbitos.






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